Nuestro Dios no es un Dios mudo, habla. El misterio de la encarnación nos manifiesta que Dios se comunica siempre en una historia concreta, asumiendo sus claves culturales. Su Palabra es transmitida en las diferentes culturas, y se hace presente en sus diferentes expresiones, sin que ninguna, de hecho, agote el Misterio de su autocomunicación. A su vez, la Palabra las evangeliza, transfigura, y fecunda desde dentro. La materia estudia el carácter intercultural de la Palabra, capaz de encontrar y de que se encuentren culturas diferentes (cf. VD 114; EG 115-118), en nuestra sociedad intercultural, globalizada y líquida. A su vez, analizará cómo es acogida y cómo se hace y puede hacerse presente en las nuevas formas de expresión de nuestra plural sociedad contemporánea.
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