La oración como amistad con Dios

La oración, según el parecer de Santa Teresa de Jesús, es tratar de amistad con Dios, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama. Dios y Cristo son amigos buenos y verdaderos. Sólo pueden entender esta relación de amistad los que la experimentan, es decir, aquellos que se han dejado transformar por el Espíritu Santo hasta hacerse semejantes a Dios, pues la igualdad es necesaria para que haya amistad.  El amor de Dios hace divina al alma y "Dios por participación. Se hace tal comunicación de la naturaleza divina a la humana que, no mudando alguna de ellas su ser, cada una parece Dios" (S. Juan de la Cruz). La voluntad de Dios es la que mueve e inspira nuestra oración y nuestra vida.  Sólo debemos buscar a Dios. No debemos llenar nuestra oración de cosas materiales. "Quien busca a Dios y busca alguna cosa junto con Dios, no encuentra a Dios" (Eckhart).  Dios nos habla en el silencio. Su llamada misteriosa y secreta sólo la oye el oído interior. Necesitamos un ambiente de silencio para retirarnos a rezar y estar con Dios. "Una palabra habló el Pabre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma" (S. Juan de la Cruz). ¿Y si la Palabra quisiera ser percibida como ilimitada, no por su contenido ni por su forma de palabra? La oscuridad y la noche son el ámbito natural del encuentro con Dios.  La primera cosa que pido al Padre es que me dé oración. Mi oración es Cristo pues es la Palabra que el Padre y yo hablamos en nuestros encuentros. El Espíritu de Jesús suscita mi oración bajo todas sus formas; yo no sé pedir lo que me conviene. En Jesús el Padre me lo da todo. Además es Jesús quien quiere rezar conmigo pidiéndome que rece siempre con Él, en su nombre, que no olvide que Él es el Hijo, la cabeza del Cuerpo de la Iglesia de la que soy miembro, el Mediador, el Sacerdote que presenta nuestras oraciones al Padre.
José Mª Andreu Celma
Biografía: 

José Mª Andreu Celma, Doctor en Filosofía y en Teología Moral, es profesor de Ética, Ética Social, Metafísica y Filosofía del lenguaje en el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón. Además de su tarea docente en el Centro el estudio del pensamiento de Baltasar Gracián ha ocupado gran parte de sus publicaciones de libros y artículos especializados. 

Ha publicado Gracián y el arte de vivir (1998); la edición crítica de Agudeza y Arte de Ingenio de Baltasar Gracián (2 vols., 2004); Para pensar la Ética Social (2008); Baltasar Gracián o la ética cristiana (2008); Juguemos a la metafísica

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